lunes, 29 de octubre de 2007

Halloween

Holaa ^^.... como no tengo mucho tiempo para escribir he copiado este articulo que ya puse el año pasado pero que no tubo mucha participación... a ver si ahora participáis^^. Cierto es que fui un poco intransigente... lo siento... que conste que he copiado integro la parte de halloween... obviando la parte en la que me quejo por las costumbre drogo dependientes del personal.

Muchas personas celebran Halloween...pero muchos no tienen ni idea de que es esto(en parte porque no se molestan en averiguarlo.
Permitidme que arroje algo de luz sobre vuestras resacosas cabezas.
Halloween es una abreviación de noche de la víspera del día de los santos (All Hallow's Eve). Halloween se origino en la cultura Celta en Irlanda, Inglaterra y Francia, y aunque ahora se conoce como típica fiesta americana (y con esto quiero decir EE.UU.,(si no lo escribes abreviado te visitaran por la noche los espíritus de sus manipulados y de inteligencia distraida presidentes... incluido George Walker B.U.S.H.(el vivo)) pues el resto de América es un mundo aparte, uno que todo el mundo olvida al pronunciar América.) en realidad se exporto allí por los emigrantes irlandeses.Pero lo que aquí interesa es el por que de dicha celebración...:NO es como se cree recordando a unas brujas que llamaban de puerta en puerta pidiendo niños para comer...NO. La historia del Halloween se remonta a hace más de 2.500 años, cuando el año celta terminaba al final del verano, el preciso día 31 de octubre de nuestro calendario. El ganado era llevado de los prados a los establos. Ese último día, se suponía que los espíritus podían salir de los cementerios y apoderarse de los cuerpos de los vivos para resucitar. Para evitarlo, los poblados celtas ensuciaban las casas y las "decoraban" con huesos, calaveras y demás cosas desagradables de forma que los muertos pasaran de largo asustados, de ahí viene la tradición de decorar con motivos siniestros las casas en la actual víspera de todos los santos y también los disfraces. Según la tradición celta, los muertos regresaban en la noche de Samhain a pedir alimentos a los asustados habitantes, a quienes maldecían y hacían víctimas de conjuros si no accedían a sus peticiones (o me das o te hago una travesura, que es la traducción de "Trick or Treat").Es, así pues, una fiesta asociada a la venida de los dioses paganos a la vida.Halloween es una fiesta basada en el miedo, la muerte, los muertos vivientes, la magia negra y los monstruos místicos.Los entes que se suelen asociar a Halloween incluyen a los fantasmas, las brujas, los gatos negros, los trasgos, los banshees, los zombis y los demonios.Los celtas solían disfrazarse con pieles de animales el 31 de octubre y así no ser descubiertos por los espíritus que, según ellos, esa noche recobraban vida. De ahí la costumbre actual de disfrazarse ese día.Los colores tradicionales de Halloween son el negro de la noche y el naranja de las primeras luces del día. Los símbolos de Halloween también incluyen elementos otoñales como las calabazas y los espantapájaros.Se dice que las brujas utilizaban los cráneos de las víctimas humanas y las adornaban con velas entre las cuencas de los ojos y la nariz. Cuando los paganos irlandeses llegaron a Estados Unidos, no podían llevar a cabo estas prácticas con cráneos humanos, de modo que utilizaron calabazas.La celebración del día de Halloween ha sido integrada en casi todas las culturas no anglosajonas, pero, casi desplazando los ancestrales ritos del Día de Muertos.A mi no me gusta nada que todo el mundo se apunte a una fiesta sin saber ni lo que celebra, yo no celebro halloween porque no son mis creencias ni mi cultura... y porque para hacer una fiesta no hace falta un motivo,todos los días son buenos, si quieres juerga pues te vas de juerga( y a mi me parece genial), pero no me pongas de excusa que es halloween, reconoce que eso a ti te da igual... por supuesto esto no va dirigido a los que compartan creencias con los celtas o cultura con los anglosajones...adiós, y que el cielo no se caiga sobre vuestra cabeza...

miércoles, 24 de octubre de 2007

Solo es una actualización mas...


e lo que llena nuestro corazón rebosará nuestra boca.

Hoy solo actualizo para que veáis que no me he desentendido del blog, si bien, como ya dije en el articulo anterior (que solo la enferma ha leído), no he terminado las cosas que quiero poner...
La frase del principio la escuché por ahí el domingo, pasando cerca de la iglesia de los santos (pues tienen altavoces fuera) y me gustó lo suficiente como para incluirla aqui. Si bien no era exactamente así, así la recuerdo yo, pero lo que es seguro es que el significado no lo he variado ^^.

Bueno, voy a poner también unos vídeos del youtube ^^ porque soy así de generoso(los 4 primeros son de música pero son o buenos aunque la música no te guste, o cachondos ^^).
Operation Ground and Pound (Dragonforce)

Mr.Sandman (Blind Guardian)

The Bard's song (Blind Guardian)

Warcraft III (musica de Blind Guardian ^^)

Héroes del silencio (aprovechando que ahora salen en todas partes otra vez xD)

Tony vs. Paul (stop-motion)


Volvere!!! muajaja!!!(risa maligna ¬¬U)que el cielo no se caiga sobre vuestra cabeza. FIN DE LA TRANSMISIÓN.

martes, 23 de octubre de 2007

NO HE ABANDONADO!!! ù.ú...

Mi tardanza en actualizar es "gracias" a dos o tres exámenes que me han mantenido ocupado... pero tengo casi listos algunos artículos, lo que pasa es que necesitan documentación, así pues, tengo que depurarlos... uno es sobre las letras capitulares y las otras de otras cosas ^^ (obviamente ¬¬) Bueno... mientras uno de mis relatos favoritos de Becquer, "El Miserere":

Hace algunos meses que, visitando la célebre abadía de Fitero, y ocupándome en revolver algunos volúmenes de su abandonada biblioteca, descubrí en uno de sus rincones dos o tres cuadernos bastante antiguos, cubiertos de polvo y hasta comenzados a roer por los ratones.
Era un Miserere.
Yo no sé música; pero le tengo tanta afición que, aun sin entenderla, suelo coger a veces la partitura de una ópera y me paso las horas muertas hojeando sus páginas, mirando los grupos de notas más o menos apiñados, las rayas, los semicírculos, los triángulos y las especies de etcéteras que llaman llaves, y todo esto sin comprender una jota ni sacar maldito el provecho.
Consecuente con mi manía, repasé los cuadernos, y lo primero que me llamó la atención fue que, aunque en la última página había una palabra latina, tan vulgar en todas las obras, finis, la verdad era que el Miserere no estaba terminado, porque la música no alcanzaba sino hasta el décimo versículo.
Esto fue, sin duda, lo que me llamó la atención primeramente; pero luego que me fijé un poco en las hojas de música, me chocó más aún el observar que en vez de esas palabras italianas que ponen en todas, como maestoso, allegro, ritardando, piú vivo, a piacere, había unos renglones escritos con letra muy menuda y en alemán, de los cuales algunos servían para advertir cosas tan difíciles de hacer como esto: Crujen..., crujen los huesos, y de sus médulas ha de parecer que salen los alaridos; o esta otra: La cuerda aúlla sin discordar, el metal atruena sin ensordecer; por eso suena todo y no se confunde nada, y todo es la Humanidad que solloza y gime; o la más original de todas, sin duda, recomendada al pie del último versículo: Las notas son huesos cubiertos de carne; lumbre inextinguible, los cielos y su armonía..., fuerza:..., fuerza y dulzura.
-¿Sabéis qué es esto? -pregunté a un viejecito que me acompañaba, al acabar de medio traducir estos renglones, que parecían frases escritas por un loco.
El anciano me contó entonces la leyenda que voy a referiros.
Hace ya muchos años, en una noche lluviosa y oscura, llegó a la puerta claustral de esta abadía un romero y pidió un poco de lumbre para secar sus ropas, un pedazo de pan con que satisfacer su hambre y un albergue cualquiera donde esperar la mañana y proseguir con la luz del sol su camino.
Su modesta colación, su pobre lecho y su encendido hogar puso el hermano a quien se hizo esta demanda a disposición del caminante, al cual, después que se hubo repuesto de su cansancio, interrogó acerca del objeto de su romería y del punto adonde se encaminaba.
-Yo soy músico -respondió el interpelado-. He nacido muy lejos de aquí, y en mi patria gocé un día de gran renombre. En mi juventud hice de mi arte un arma poderosa de seducción y encendí con él pasiones que me arrastraron a un crimen. En mi vejez quiero convertir al bien las facultades que he empleado para el mal, redimiéndome por donde mismo pude condenarme.
Como las enigmáticas palabras del desconocido no pareciesen del todo claras al hermano lego, en quien ya comenzaba la curiosidad a despertarse, e instigado por ésta continuara en sus preguntas, su interlocutor prosiguió de este modo:
-Lloraba yo en el fondo de mi alma la culpa que había cometido; mas al intentar pedir a Dios misericordia no encontraba palabras para expresar dignamente mi arrepentimiento, cuando un día se fijaron mis ojos por casualidad sobre un libro santo. Abrí aquel libro, y en una de, sus páginas encontré un gigante grito de contrición verdadera, un salmo de David, el que comienza: Miserere mei, Deus! Desde el instante en que hube leído sus estrofas, mi único pensamiento fue hallar una forma musical tan magnífica, tan sublime, que bastase a contener el grandioso himno de dolor del Rey Profeta. Aún no la he encontrado; pero si logro expresar lo que siento en mi corazón, lo que oigo confusamente en mi cabeza, estoy seguro de hacer un Miserere tal y tan maravilloso, que no hayan oído otro semejante los nacidos; tal y tan desgarrador, que al escuchar el primer acorde los arcángeles dirán conmigo, cubiertos los ojos de lágrimas y dirigiéndose al Señor: ¡Misericordia!, y el Señor la tendrá de su pobre criatura.
El romero al llegar a este punto de su narración calló por un instante, y después, exhalando un suspiro, tornó a coger el hilo de su discurso. El hermano lego, algunos dependientes de la abadía y dos o tres pastores de la granja de los frailes que formaban un círculo alrededor del hogar, escuchaban en un profundo silencio.
-Después -continuó- de recorrer toda Alemania, toda Italia y la mayor parte de este país clásico para la música religiosa, aún no he oído un Miserere en que pueda inspirarme, ni uno, ni uno, y he oído tantos, que puedo decir que los he oído todos.
-¿Todos? -dijo entonces, interrumpiéndole, uno de los rabadanes-. ¿A que no habéis oído aún el Miserere de la Montaña?
-¿El Miserere de la Montaña? -exclamó el músico con aire de extrañeza-. ¿Qué Miserere es ese?.
-¿No dije? -murmuró el campesino, y luego prosiguió con una entonación misteriosa-: Ese Miserere, que sólo oyen por casualidad los que, como yo, andan día y noche tras el ganado por entre breñas y peñascales, es toda una historia, una historia muy antigua, pero tan verdadera como, al parecer, increíble. Es el caso que en lo más fragoso de esas cordilleras de montañas que limitan el horizonte del valle, en el fondo del cual se halla la abadía, hubo hace ya muchos años, ¡qué digo muchos años!, muchos siglos, un monasterio famoso, monasterio que, a lo que parece, edificó a sus expensas un señor con los bienes que había de legar a su hijo, al cual desheredó al morir, en pena de sus maldades. Hasta aquí todo fue bueno; pero es el caso que este hijo, que por lo que se verá más adelante debió de ser de la piel del diablo, si no era el mismo diablo en persona, sabedor de que sus bienes estaban en poder de los religiosos y de que su castillo se había transformado en iglesia, reunió a unos cuantos bandoleros, camaradas suyos en la vida de perdición que emprendiera al abandonar la casa de sus padres, y una noche de Jueves Santo, en que los monjes se hallaban en el coro, y en el punto y hora en que iban a comenzar o habían comenzado el Miserere, pusieron fuego al monasterio, entraron a saco en la iglesia, y a éste quiero, a aquél no, se dice que no dejaron fraile con vida. Después de esta atrocidad se marcharon los bandidos, y su instigador con ellos, a donde no se sabe, a los profundos tal vez. Las llamas redujeron el monasterio a escombros; de la iglesia aun quedan en pie las ruinas sobre el cóncavo peñón de donde nace la cascada que, después de estrellarse de peña en peña, forma el riachuelo que viene a bañar los muros de esta abadía.
-Pero -interrumpió impaciente el músico- ¿y el Miserere?
-Aguardaos -continuó con gran sorna el rabadán- que todo irá por partes.
Dicho lo cual, siguió así su historia:
-Las gentes de los contornos se escandalizaron del crimen: de padres a hijos y de hijos a nietos se refirió con horror en las largas noches de velada; pero lo que mantiene más viva su memoria es que todos los años, tal noche como en la que se consumó, se ven brillar luces a través de las rotas ventanas de la iglesia; se oye como una especie de música extraña y unos cantos lúgubres y aterradores que se perciben a intervalos en las ráfagas del aire. Son los monjes, los cuales, muertos tal vez sin hallarse preparados para presentarse en el Tribunal de Dios limpios de toda culpa, vienen aún del purgatorio a impetrar su misericordia cantando el Miserere.
Los circunstantes se miraron unos a otros con muestras de incredulidad; sólo el romero, que parecía vivamente preocupado con la narración de la historia, preguntó con ansiedad al que la había referido:
-¿Y decís que ese portento se repite aún?
-Dentro de tres horas comenzará sin falta alguna, porque precisamente esta noche es la del Jueves Santo y acaban de dar las ocho en el reloj de la abadía.
-¿A qué distancia se encuentra el monasterio?
-A una legua y media escasa. Pero, ¿qué hacéis? ¿A dónde vais con una noche como ésta? ¡Estáis dejado de la mano de Dios! -exclamaron todos, al ver que el romero, levantándose de su escaño y tomando el bordón, abandonaba el hogar para dirigirse a la puerta.
-¿A dónde voy? A oir esa maravillosa música, a oír el grande, el verdadero Miserere, el Miserere de los que vuelven al mundo después de muertos y saben lo que es morir en el pecado.
Y esto diciendo, desapareció de la vista del espantado lego y de los no menos atónitos pastores.
El viento zumbaba y hacía crujir las puertas, como si una mano poderosa pugnase por arrancarlas de sus quicios; la lluvia caía en turbiones, azotando los vidrios de las ventanas, y de cuando en cuando la luz de un relámpago iluminaba por un instante todo el horizonte que desde ellas se descubría.
Pasado el primer momento de estupor:
-¡Está loco! -exclamó el lego.
-¡Está loco! -repitieron los pastores, y atizaron de nuevo la lumbre y se agruparon alrededor del hogar.
Después de una o dos horas de camino, el misterioso personaje que calificaron de loco en la abadía, remontando la corriente del riachuelo que le indicó el rabadán de la historia, llegó al punto en que se levantaban, negras e imponentes, las ruinas del monasterio.
La lluvia había cesado; las nubes flotaban en oscuras bandas, por entre cuyos jirones se deslizaba a veces un furtivo rayo de luz pálida y dudosa; y el aire, al azotar los fuertes machones y extenderse por los desiertos claustros, diríase que exhalaba gemidos. Sin embargo, nada sobrenatural, nada extraño venía a herir la imaginación. Al que había dormido más de una noche sin otro amparo que las ruinas de una torre abandonada o un castillo solitario: al que había arrostrado en su larga peregrinación cien y cien tormentas, todos aquellos ruidos le eran familiares.
Las gotas de agua que se filtraban por entre las grietas de los rotos arcos y caían sobre las losas con un rumor acompasado, como el de la péndola de un reloj; los gritos del búho, que graznaba refugiado bajo el nimbo de piedra de una imagen en pie aún en el hueco de un muro; el ruido de los reptiles, que, despiertos de su letargo por la tempestad, sacaban sus disformes cabezas de los agujeros donde duermen o se arrastran por entre los jaramagos y zarzales que crecían al pie del altar, entre las junturas de las lápidas sepulcrales que formaban el pavimento de la iglesia, todos estos extraños y misteriosos murmullos del campo, de la soledad y de la noche llegaban perceptibles al oído del romero, que sentado sobre la mutilada estatua de una tumba, aguardaba ansioso la hora en que debiera realizarse el prodigio.
Transcurrió tiempo y tiempo, y nada se percibió; aquellos mil confusos rumores seguían sonando y combinándose de mil maneras distintas, pero siempre los mismos. ¡Si me habrá engañado!, pensó el músico; pero en aquel instante se oyó un ruido nuevo, un ruido inexplicable en aquel lugar, como el que produce un reloj algunos segundos antes de sonar la hora: ruidos de ruedas que giran, de cuerdas que se dilatan, de maquinaria que se agita sordamente y se dispone a usar de su misteriosa vitalidad mecánica, y sonó una campanada..., dos..., tres...; hasta once.
En el derruido templo no había campana, ni reloj, ni torre ya siquiera.
Aún no había expirado, debilitándose de eco en eco la última campanada; todavía se escuchaba su vibración temblando en el aire, cuando los doseles de granito, que cobijaban las esculturas, las gradas de mármol de los altares, los sillares de las ojivas, los calados antepechos del coro, los festones de tréboles de las cornisas, los negros machones de los muros, el pavimento, las bóvedas, la iglesia entera comenzó a iluminarse espontáneamente, sin que se viese una antorcha, un cirio o una lámpara que derramase aquella insólita claridad.
Parecía como un esqueleto de cuyos huesos amarillos se desprende ese gas fosfórico que brilla y humea en la oscuridad con una luz azulada, inquieta y medrosa.
Todo pareció animarse, pero con ese movimiento galvánico que imprime a la muerte contracciones que parodian la vida, movimiento instantáneo, más horrible aún que la inercia del cadáver que agita con su desconocida fuerza. Las piedras se reunieron a las piedras; el ara, cuyos rotos fragmentos se veían antes esparcidos sin orden, se levantó intacta, como si acabase de dar en ella su último golpe de cincel el artífice, y al par del ara se levantaron las derribadas capillas, los rotos capiteles y las destrozadas e inmensas series de arcos que, cruzándose y enlazándose caprichosamente entre sí, formaron con sus columnas un laberinto de pórfido.
Una vez reedificado el templo, comenzó a oírse un acorde lejano que pudiera confundirse con el zumbido del aire, pero que era un conjuro de voces lejanas y graves que parecía salir del seno de la tierra e irse elevando poco a poco, haciéndose cada vez más perceptible.
El osado peregrino comenzaba a tener miedo; pero con su miedo luchaba aún su fanatismo por todo la desusado y maravilloso, y alentado por él dejó la tumba sobre que reposaba, se inclinó al borde del abismo por entre cuyas rocas saltaba el torrente, despeñándose con un trueno incesante y espantoso, y sus cabellos se erizaron de horror.
Mal envueltos en los jirones de sus hábitos, caladas las capuchas, bajo los pliegues de las cuales contrastaban con sus descarnadas mandíbulas y los blancos dientes las oscuras cavidades de los ojos de sus calaveras, vio los esqueletos de los monjes, que fueron arrojados desde el pretil de la iglesia a aquel precipicio, salir del fondo de las aguas y, agarrándose con los largos dedos de sus manos de hueso a las grietas de las peñas, trepar por ellas hasta tocar el borde, diciendo con voz baja y sepulcral, pero con una desgarradora expresión de dolor, el primer versículo del salmo de David:
-Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam!
Cuando los monjes llegaron al peristilo del templo, se ordenaron en dos hileras y, penetrando en él, fueron a arrodillarse en el coro, donde, con voz más levantada y solemne, prosiguieron entonando los versículos del salmo. La música sonaba al compás de sus voces: aquella música era el rumor distante del trueno, que, desvanecida la tempestad, se alejaba murmurando; era el zumbido del aire que gemía en la concavidad del monte; era el monótono ruido de la cascada que caía sobre las rocas, y la gota de agua que se filtraba, y el grito del búho escondido, y el roce de los reptiles inquietos. Todo esto era la música y algo más que no puede explicarse ni apenas concebirse; algo más que parecía como el eco de un órgano que acompañaba los versículos del gigante himno de contrición del rey salmista con notas y acordes tan gigantes como sus palabras terribles.
Siguió la ceremonia; el músico, que la presenciaba absorto y aterrado, creía estar fuera del mundo real, vivir en esa región fantástica del sueño, en que todas las cosas se revisten de formas extrañas y fenomenales.
Un sacudimiento terrible vino a sacarlo de aquel estupor que embargaba todas las facultades de su espíritu. Sus nervios saltaron al impulso de una conmoción fuertísima, sus dientes chocaron, agitándose con un temblor imposible de reprimir, y el frío penetró hasta la médula de los huesos.
Los monjes pronunciaban en aquel instante estas espantosas palabras del Miserere:
-In iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea.
Al resonar este versículo y dilatarse sus ecos retumbando de bóveda en bóveda, se levantó un alarido tremendo que parecía un grito de dolor arrancado a la Humanidad entera por la conciencia de sus maldades; un grito horroroso, formado por todos los lamentos del infortunio, de todos los aullidos de la desesperación, de todas las blasfemias de la impiedad; concierto monstruoso, digno intérprete de los que viven en el pecado y fueron concebidos en la iniquidad.
Prosiguió el canto, ora tristísimo y profundo, ora semejante a un rayo de sol que rompe la nube oscura de una tempestad, haciendo suceder a un relámpago de tenor otro relámpago de júbilo, hasta que, merced a una transformación súbita, la iglesia resplandeció bañada en luz celeste; las osamentas de los monjes se vistieron de sus carnes; una aureola luminosa brilló en derredor de sus frentes; se rompió la cúpula, y a través de ella se vio el cielo como un océano de lumbre abierto a la mirada de los justos.
Los serafines, los arcángeles y los ángeles y las jerarquías acompañaban con un himno de gloria este versículo, que subía entonces al trono del Señor como una tromba armónica, como una gigantesca espiral de sonoro incienso:
-Auditui meo dabis gaudium et laetitiam: et exultabunt ossa humiliata.
En este punto, la claridad deslumbradora cegó los ojos del romero, sus sienes latieron con violencia, zumbaron sus oídos y cayó sin conocimiento por tierra, y no oyó más...
Al día siguiente, los pacíficos monjes de la abadía de Fitero, a quienes el hermano lego había dado cuenta de la extraña visita de la noche anterior, vieron entrar por las puertas, pálido y como fuera de sí, al desconocido romero.
-¿Oísteis, al cabo, el Miserere? -le preguntó con cierta mezcla de ironía el lego, lanzando a hurtadillas una mirada de inteligencia a sus superiores.
-Sí respondió el músico.
-¿Y qué tal os ha parecido?
-Lo voy a escribir. Dadme un asilo en vuestra casa -prosiguió, dirigiéndose al abad-, un asilo y pan para algunos meses, y voy a dejaros una obra inmortal del arte, un Miserere que borre mis culpas a los ojos de Dios, eternice mi memoria y eternice con ella la de esta abadía.
Los monjes, por curiosidad, aconsejaron al abad que accediese a su demanda. El abad, por compasión, aun creyéndole un loco, accedió, al fin, a ello y el músico, instalado ya en el monasterio, comenzó su obra.
Noche y día trabajaba con un afán incesante. En mitad de su tarea se paraba y parecía como escuchar algo que sonaba en su imaginación, y se dilataban sus pupilas, saltaba en el asiento y exclamaba:
-¡Eso es; así, así, no hay duda..., así! -y proseguía escribiendo notas con una rapidez febril, que dio en más de una ocasión que admirar a los que lo observaban sin ser vistos.
Escribió los primeros versículos y los siguientes hasta la mitad del salmo; pero al llegar al último que había oído en la montaña le fue imposible proseguir.
Escribió uno, dos, cien, doscientos borradores: todo inútil. Su música no se parecía a aquella música ya anotada, y el sueño huyó de sus párpados y perdió el apetito, y la fiebre se apoderó de su cabeza, y se volvió loco, y se murió, en fin, sin poder terminar el Miserere, que, como una losa extraña, guardaron los frailes a su muerte, y aún se conserva hoy en el archivo de la abadía.
...
Cuando el viejecito concluyó de contarme esta historia, no pude menos de volver otra vez los ojos al empolvado y antiguo manuscrito del Miserere, que aún estaba abierto sobre una de las mesas.
In peccatis concepit me mater mea...
Estas eran las palabras de la página que tenía ante mi vista, y que parecía mofarse de mí con sus notas, sus llaves y sus garabatos ininteligibles para los legos de la música.
Por haberlas podido leer hubiera dado un mundo:
¿Quién sabe si no será una locura?
(extraido de www.tinet.net)

lunes, 15 de octubre de 2007

La web rompe-cabezas

http://n.nfshost.com/1.html
Esta es una curiosa pagina web que conocí hace ya algún tiempo... Es un juego de lógica que consiste en ir avanzando de numero. La verdad es que me tiene un poco frustrado... voy a ir poniendo las soluciones hasta donde haya llegado en este mismo articulo a si que no lo perdáis de vista si comenzáis a jugar ^^. De todas formas pondré un enlace directo en el menú de la derecha.
SOLUCIONES HASTA DONDE HE LLEGADO (selecciona con el puntero la linea correspondiente para desvelarla):
1->2.: "clica" sobre el 1 que aparece en pantalla.
2->3.: escribe directamente en la dirección de la pagina un 3 en lugar del 2
3->4.: escribe directamente en la direccion de la pagina IV en lugar del 3
4->5.: escribe directamente en la dirección de la pagina five en lugar de IV
5->6.: escribe directamente en la dirección de la pagina oooooo en lugar de five
6->7.: escribe directamente en la dirección de la pagina 111 en lugar de oooooo (es codigo binario)
7->8.: escribe directamente en la dirección de la pagina huit en lugar de 111 (es frances)
8->9.: escribe directamente en la dirección de la pagina enin en lugar de huit (esta al revés)
9->10.: escribe directamente en la dirección de la pagina TEN en lugar de enin (esta oculto exactamente igual que este texto... solo hay q seleccionarlo)
10->11.: abre un menú contextual en la pagina(botón derecho del ratón ¬¬) y "clica" ver código de fuente, ahí pone: pues copia e_l_e_v_e_n directamente en la dirección de la pagina en lugar de TEN
11->12.: escribe directamente en la dirección de la pagina tweelvee (dobla solo la "e" como en eeleeveen ^^) en lugar de e_l_e_v_e_n
12->13.: gracias a un consejo de mi amigo Arturo: "busca en wikipedia" me dijo... encontré que la "baker's dozen" o "long dozen" es igual a 13, así pues intente poner a_bakers_dozen y funciono (a la segunda, porque lo escribí mal ^^)
13->14.: este fue relativamente fácil, tras probar cientos de 14, lucky, puse en Google 13, unlucky y encontré esta típica frase inglesa al completo: 13, unlucky for some... como no se pueden poner espacios, el resultado es: for_some
14->14.: es fácil... es 196 es 14 al cuadrado... se ve fácil... así pues... el cuadrado de 15 es 225, así de simple
15->16.: es obvio no?.... código morse... la solución para los bagos... es:
..._.._-..-_-_._._-.

16->17.: un_ar_bymtheg significa uno y 15, asi pues... poner dos y quince: dau_ar_bymtheg
17->18.: lo encontre de casualidad... puse en el buscador: "1597 18" y al pasar el puntero por una pagina en la que ponia "Fibonacci Magic" pulse sin darme cuenta pero resulto ser la serie de Fibonacci (buscadlo si quereis saber de que va ¬¬, mancha de flojos) asi pues al 19 le correspondia 2584
18->19.: la pestaña se llama EIGHteen asi que pense que seria poner NINEteen pero no pasa nada... vuelve a la de EIGHteen que pasa T.T??!!!
Y hasta aquí he llegado por ahora ^^

viernes, 12 de octubre de 2007

Los honderos

Buenas, siento mucho tardar tanto en escribir pero acabo de empezar el curso y estoy muy liado... además no es que haya mucha participación en las discusiones...
Voy a hablar pues de los franco-tiradores del mundo antiguo: Los honderos.
Y los honderos que han destacado siempre han sido los honderos de las islas baleares. Han sido reclutado por ejércitos del mundo entero.

El hondero luchaba siempre en primera línea, como soldado de la infantería ligera y básicamente su función consistía en romper el orden defensivo del enemigo, junto con los arqueros, lanzando proyectiles que causaran el mayor desorden posible en las filas enemigas.En el campo de batalla se disponían separados 2 ó 3 metros entre ellos para poder manejar la honda sin obstaculizarse y el efecto de las descargas de los honderos en las formaciones enemigas era terrible, ya que los proyectiles arrojados, fueran de piedra o plomo, podían llegar a pesar medio kilo y destrozaban cualquier tipo de escudo o armadura de la época. No es difícil imaginar la devastación que causaban. Eran los franco-tiradores de la época.

Como formaban en primera línea, tenían que efectuar repliegues rápidos y ordenados hacia los flancos para dejar paso al resto del ejército que iniciaba la carga, una vez arrojados todos los proyectiles contra el adversario.Durante el combate se protegían con un escudo de piel de cabra y una jabalina endurecida al fuego. Empleaban tres hondas de diferente medida atadas a su cuerpo, seleccionando con mortal precisión aquella más adecuada a cada necesidad planteada por el combate.Si bien eran mercenarios que vendían sus servicios al mejor postor, generalmente cobraban en especies, sobretodo por cosas que no eran abundantes en las islas Baleares, fuera vino, aceite o mujeres.Su contribución a la Historia, no acabó con su apoyo a los cartagineses durante más de doscientos años, ya que cuando Roma clavó sus garras sobre las islas, Quinto Cecilio Metelo se las tuvo que ver con los ya conocidos (y temidos) honderos; de hecho, para recalar en las islas, los romanos tuvieron que acorazar sus embarcaciones, forrándolas de cuero, ya que los honderos hundían sus barcos disparando a la misma línea de flotación de la nave. Valga decir que tal fue el sufrimiento de las legiones romanas, que tardaron dos años enteros en someter las islas.Finalmente, tras el sometimiento de las Baleares, estos mercenarios pasaron a formar parte de las tropas auxiliares romanas y combatieron junto a Julio César en su conquista de la Galia.El fin de los honderos no fue, ni mucho menos, provocado por un ejército invasor. Fue justamente la estabilidad, el período de Pax Romana que se extendió dentro de los limes (fronteras) del imperio, que favoreció el comercio y la explotación ganadera y agrícola de nuevos productos como el aceite, el vino, el trigo así como la progresiva “romanización” de las islas sometidas, los que conformaron un nuevo estilo de vida en el que no tenía cabida la honda, convertida en instrumento de juegos de habilidad o en herramienta de los pastores, en manos de los cuales ha llegado hasta nuestros días. Os invito a buscar mas sobre este apasionante tema^^.
(la información ha sido extraída de www.historiaclasica.com)

jueves, 4 de octubre de 2007

El "bien"

He puesto una nueva frase en "como quieras llamarlo" ^^
Esta discusión ha sido inspirado en una clase de filosofia esta mañana...
Hablabamos de platón y de su teoria sobre que el ser humano es bueno por naturaleza y es la ignorancia de lo que esta bien lo que le lleba a hacer el mal.
Bueno, os invito a filosofar sobre el tema...Comenzare por dar mi opinión:
Yo creo que el ser humano es de esos pocos animales (o el unico) que al nacer no sabe practicamente nada, es neutral, pero el ser humano depende de la sociedad para vivir, y es por eso que intentara comportarse de forma adecuada para encajar en esa sociedad segun los criterios morales de la misma (dejando aparte anomalias mentales como psicopatas, asesinos en serie y demas). Asi si el individuo se cria en un ambiente social en el que el "crimen" es considerado algo normal, asi sera de adulto. Pero siempre puede ser reeducado antes de tener esos conceptos muy arraigados en su ser.
Tambien quiero decir que en mi opinion el bien no existe, solo la ausencia de mal (si, justo al contrario de aquella frase de Albert Einstein para dar explicacion a por que dios creo el mal), y creo esto porque soy capaz de describir el mal, pues un individuo lo considerará como algo perjudicial para el, pero no se describir el bien... solo se que algo esta bien cuando no es perjudicial, y, por tanto, no está mal. Asi llego a la conclusión de que el bien no existe, y que no es mas que algo que no perjudica a aquello que tomamos como referencia, es decir, la ausencia de mal. Se que puede parecer una pamplina... pues corregidme en forma de comentario. ^^